Bienvenidos a lo que yo considero el día más bonito del año, el día durante el cual el 90%, de los rostros tienen sonrisas y la felicidad reina en el ambiente. Un día en el que una familia se sienta a la mesa y en medio de parloteos y risas degustan un rico plato navideño. Un día en el que la gente quiere hacer feliz a otra gente. Un 24 de diciembre.
De todas las fechas decembrinas, sin dudarlo, precisamente esta es la más representativa para mí. Siento un profundo respeto hacia los 24 de diciembre porque pienso que es un día que debe pasarse en familia, de la forma más íntima y acogedora, así tipo comiquita, todos los integrantes de la familia sentados alrededor del árbol de navidad cantando villancicos. Sí, sé que es algo utópico eso, pero ya entienden mi concepto…
El 24 de diciembre suelo estar melancólica (lo cual no es nada nuevo pues a mi suele conmoverme hasta lo más insignificante) resultado de la inevitable meditación que trae este día. Es necesario siempre agradecer a Dios, agradecer por todo aquello que tenemos, por estar vivos y estar aparentemente sanos, por nuestra familia, por las oportunidades, por simplemente vivir.
Feliz navidad a todas las personas del planeta tierra, espero que sean felices o al menos puedan encaminarse hacia el sendero de las alegrías. Deseo que nadie se sienta solo en esta víspera de navidad y que cualquiera que sea eso en lo que creen les regale una razón para sonreír, no solo hoy, sino siempre. Que la paz, la prosperidad, la salud y el amor reinen en el mundo.
Y, para concluir este post, les dejo esta pegajosa cancioncita: “FELIZ NAVIDAD, tururururuuu, FELIZ NAVIDAD, tururururuu, FELIZ NAVIDAD PRÓSPERO AÑO Y FELICIDAD…”
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