Buenas (ingresar aquí el momento del día), una vez más he regresado a llenar mi blog con escritos carentes de emoción y novedad a los cuales elegantemente he llamado “historias de mi retina”… sigo en mis vacaciones, que risa. Ciertamente “vacaciones” no es el término más adecuado cuando, en algún rincón de mi habitación (si, quise sonar sifrina) hay una montañita de libros acosándome permanentemente, recordándome que dentro de unas cuantas semanas me sentiré asfixiada por un montón de exámenes y no por el contrario agradada por el dulce y nuevo aroma de un semestre naciente. En fin… Me he desviado del tema inicial…
En estos días estuve un poco ansiosa y frustrada (prefiero no divagar acerca de los motivos de ello), por lo que supongo se desató un episodio de regresión, entendiéndose esta como un mecanismo del YO en el cual se adquiere una forma previa y primitiva de conducta, es decir, un comportamiento que ya, a mis 20 años, debería estar al menos en teoría superado…
Entonces, los acontecimientos inician cuando guiada por mi regresión quise meterme dentro de mi closet, una conducta púber personal, en la que me refugiaba ahí dentro al sentir estrés o ansiedad y escribía por horas y horas. Lo total es que, al abrir la puerta del closet recordé que aquello no podría llevarlo a cabo puesto que todas mis cajas con barbies y accesorios de la misma estaban ocupando todo el espacio… adivinen que hice a continuación…
Fue inevitable, las muñecas empezaron a salir una tras otra, seguida por sus accesorios y por ultimo de las piezas para armar las casitas… Me dediqué un día completo a armar el mundo Barbie en el cual me adentraba durante mi niñez. Luego de terminar tal faena, me senté en el piso y durante muchos minutos, miré hipnotizada el color rosa que prevalecía ahora por doquier.
Existiendo actualmente Los Sims, no me provocó jugar con las Barbies, pero si deje ese rincón de mi cuarto lleno con ese tan preciado juguete de mi infancia; decidí seguir exaltando mi infaltable niña interna por unos días más hasta que me decida a guardar todo de nuevo en mi closet, preguntandome cuando tendré otro de mis minutos de regresión.
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