lunes

Diciembre: labor hallaquistica...


Este post lo comenzaré con una sencilla frase: “Dios bendiga a aquel, aquella o aquellos que inventaron la hallaca”.

Hoy fue día de hacer hallacas en mi casa, una actividad en la cual mi mamá, mi cuñada y yo nos sentamos a la mesa a armar esa maravillosa comida navideña; es todo un ritual, mi mamá muy temprano prepara el guiso (el cual crudo se maceraba desde ayer dentro de la nevera) y luego prepara la mesa sobre la cual en pequeños aparaticos plásticos se encuentran contenido los huevo y papas sancochadas, pimentón, cebolla, pasas, alcaparras y aceitunas.

Entonces, empieza la faena, hoja de hallaca, poner la masa, aplastar y poner guiso y acompañantes. Las manos van moviéndose estación por estación, cogiendo cantidades sui generis de cada uno de los componentes que integraran la hallaca. Luego en la fase de "empaquetamiento y amarrado", es hora de doblar y en esa fase, debo confesar empieza a generarse mucha controversia principalmente en torno a mi persona recibiendo acusaciones de que mis hallacas parecen “carteritas” de lo pequeñas que son, pero como dicen por ahí: “lo mejor de la vida viene en envases pequeños” touché.

Como etapa final está el “control de calidad”, las hallacas deben ser degustadas el mismo día que son preparadas PUNTO. De más está comentar que quedaron deliciosas. ¡QUE VIVAN LAS HALLACAS!, recuerden, todas las hallacas son divinas porque más que un simple plato navideño, es la expresión de los gustos de una persona, del estilo propio de cada quien, o sea, una pequeña porción de la personalidad del venezolano.

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