Semana: modo crisis de ausencia...

Viernes, ¡al fin es viernes!, creo que había esperado este día desde el lunes de la semana pasada… Esta semana continuaron las “crisis de ausencia” de la semana anterior, porque es exactamente eso en lo que me he sumergido cada vez que tengo que entrar a alguna de las clases de las asignaturas que estoy cursando….
Puericultura ha sido un total desastre, es exactamente lo opuesto a todo lo que esperaba ver en esta rotación y hablando seriamente creo que golpeare al próximo que me diga que tengo cara de pediatra. La dinámica, si es que se le puede llamar así, consiste en grupos de un montón de personas que preparan seminarios que duran como millones de años aun cuando solo pasa una hora en tu reloj; para rematar tal situación, el salón que tenemos asignado ¡NO TIENE AIRE ACONDICIONADO! ¡Yupi!, a eso se agrega el que no haya ventanas sino que sea un cubo ¡doble yupi!...
Y el trabajo en grupo… como odio trabajar en grupo, lo siento pero es la realidad. Y peor aun cuando los grupos contienen tantas personas, todo se complica, todo se enreda, todo se vuelve un completo y total desastre, como en estos momentos exactamente cuando tenemos que entregar un estúpido afiche que seguro casi nadie leerá para el lunes y por una que otra causa (las que podría enumerar fácilmente) no tenemos nada listo.
Y el martes… saneamiento… ¿acaso se puede denominar asignatura?... primer acto: llega la profesora y se queja de todos esas “cuestioncitas” propias del climaterio que nadie pero nadie siente agrado de escuchar… segundo acto: “vayan a ver si desocuparon el otro salón que este no es nuestro salón; ¿fueron a ver si desocuparon el otro salón?”... tercer acto: “porque por ejemplo la Ah1n1… y la Ah1n1… porque el ambulatorio donde trabajo la Ah1n1… Es que si Ah1n1 muta…” ¿cuántas veces puede decir una persona Ah1n1?
Lo peor realmente fue el viaje para llegar a la UDO aquella tarde… luego de 20 minutos esperando un autobús en la parada al fin apareció uno que por supuesto venia lleno, pero como pude gracias a mi escasa flexibilidad y la ley de supervivencia #1 de Zombieland “buen estado físico” pude encajarme entre el montón de gente. Y ese era el problema, la gente, y el olor a hoazín. Y cuando la brisa soplaba, el olor a hoazín te cacheteaba. Pero bueno, llegué a la UDO, y cuando me bajaba del bus aprendí la maniobra manual de extracción de leche materna, si asimismo, porque la estúpida mujer no se quitaba del medio y yo la medio empuje y me iba cayendo así que necesitaba agarrarme de algo y bueno su glándula mamaria fue lo primero que encontré. ¿Pero quién la manda?, ¡quítate del medio la próxima vez mujer!
Todo el párrafo anterior me lleva a concluir lo siguiente: los choferes de autobús aquí en Puerto la Cruz y seguramente en toda Venezuela son personas sumamente optimistas. Muy optimistas. No importa el número de pasajeros que ya lleven en su unidad, ellos meterán mas y mas y mas personas hasta que todos quedamos como un juego de Tetris.
Resumen: la foto de “gota” lo dice todo…
P.D: mi diseño de cuidados del recien nacido es bonito y debería estar en el pendón que no tenemos listo, punto. (foto)