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Carrie es uno de mis personajes de teleseries preferido y confieso identificarme muchísimo con ella; ambas vivimos en nuestros tipo estudio, escribimos y amamos la ropa y los zapatos, sí porque aquí donde ustedes me ven algún día quisiera usar unos tacones Luis 15. Carrie se quedo con Big, yo hubiese preferido a Aidan.
En cada capítulo de Sex and the city carrie escribia una columna para el periódico donde trabajaba, en ella describia sus andanzas (o la de una de sus amigas), las que por lo general englobaban alguna situación sexual que nos entretenía hasta culminar el episodio concentrados en la reflexión de nuestra protagonista.
A diferencia de Carrie, mi blog no relata historias sexuales y seguramente jamás lo hará. Yo prefiero expresar al mundo narraciones de imágenes que veo día a día, sentimientos alocados que surgen y se esfuman dentro de mí, las vivencias bizarras de las que nunca me escabullo y mis pensamientos abstractos acerca del todo y el nada. Y eso es lo poco que me gusta ofrecer… y ese poquito que ofrezco influenció a alguien a prácticamente llamarme “perra” por el contenido de uno de mis posts.
Todo porque mi “Ello” tiene pensamientos impuros y deseosos. El “Ello” para aquel que no lo sepa, representa en la psicología el impulso que busca el placer, es decir, el es el “inmoral” de los tres rasgos que componen el aparato psíquico de nuestras personalidades. También es el más primitivo y envuelve nuestros instintos; en resumidas cuentas lo que trato de explicar es que todos tenemos un “Ello” y lo más saludable es aceptarlo como yo lo demostré en mi post anterior.
Sin embargo, aunque me sienta cómoda con todas esas ideas alocadas que me brinda mi “Ello”, mi Superyó la mayoría de las veces termina castrándolo, como está sucediendo esta misma madrugada. Hoy se agotaron mis energías para seguir en esta infructífera y no correspondida carrera tras tuyo. Hoy prefiero aterrizar tambaleandome a estrellarme estrepitosamente… debe ser mejor así.
Entonces, metas para esta semana: uno, estudiar pediatría; dos, detener de una vez toda esta locura que construi en torno a tu persona. Tres, ir al cine a ver Sex and the City, seria genial ir acompañada, si no se puede, iré sola porque mi "Ello" me lo pide....
Y, mi título está dedicado a aquellos que interpretan todo a su antojo, incluso algo tan inocente como mis ansias por pasar una tarde en el cine deleitandome con mis 4 chicas neoyorquinas preferidas.
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